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Hace semanas informábamos de una iniciativa literaria conocida como el Bibliomotocarro. Desde hace una década, una propuesta similar ha recorrido los lares venezolanos: la Bibliomula. Llevaba a cabo como un proyecto de la Universidad Valle del Momboy con ayuda de instituciones nacionales e internacionales, la idea trata de promocionar la lectura entre jóvenes de las escuelas rurales más apartadas de las grandes urbes.

Literatura a lomos de una mula

Cargada como una mula (y nunca mejor dicho), una acémila recorre semanalmente los sinuosos páramos de valles y montañas de Venezuela, a 3.000 metros de altura, con lecturas suficientes para los casi 200 niños de varias escuelas rurales del estado de Trujillo. A partir de 2010, el animal de carga se ha encontrado con la solidaridad de otras de su raza, que contribuyen a su encomiable labor en otras regiones del país, como el estado de Mérida.

Retomando un viejo anhelo surgido durante la década 1982-1992, según palabras de sus fundadores, la Bibliomula acerca a jóvenes estudiantes los placeres de la literatura de una forma original. Cada mula porta alforjas repletas de libros infantiles de poesía, literatura, cuentos y leyendas para el disfrute de los niños, que tienen así la oportunidad de acceder a lecturas que de otro modo les estarían vedadas. Una bella iniciativa que ha recibido el aplauso y la colaboración de diversas instituciones y que hoy, diez años después, sigue contribuyendo a la alfabetización y la extensión del amor hacia la literatura.

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guillermo